domingo, 24 de julio de 2011

Las fallas y yo.

Para comenzar mis entradas en este nuevo blog os comentaré mi relación con el mundo fallero y social porque todo va conjuntamente.

Mi historial fallero se remonta al año 1976 donde con 13 años y en pleno inicio de la transición se funda una banda de cornetas y tambores en la falla Isaal Peral-Micer Mascó del pueblo donde he vivido desde los 8 meses, Burjasot, (entonces se escribía con una S), porque yo nací en Valencia.
La falla fue fundada 3 años antes dentro del “boom” fallero de los 70 donde se crearon multitud de comisiones en toda la geografía valenciana.
Me apunta como entonces se hacían las cosas: “Te he apuntado a la banda de cornetas y tambores de la falla”, me dijo mi padre un día. Nuestra educación recibida en tiempos de la dictadura no me permitía pensar, decir si o no. Comencé a toca la corneta. Aún no se bien porque no toqué el tambor, supongo que faltaban cornetas y no me dieron elección.
No olvidaré la primera canción que me enseñaron. Para que se me quedaran las canciones les pusieron letras. Y aquella primera decía “putas, putas son las que están en la ventana, na, na. Putas, putas son las que están en el balcón.”
Para mí, educado en un colegio de curas, en EPLA, donde decir una palabrota suponía una bofetada o un castigo desmesurado, aquello me rompía los esquemas. ¡No me cuadraba! Os confieso que me costó, pero al final lo conseguí.

Me dieron un traje de fallero (negro) y la corneta, cosas que debía de devolver al acabar el ejercicio y también cuando debía de cobrar. Porque éramos contratados y nos tenían que pagar creo que 2.000 pesetas por tocar para la falla y para tocar en alguna otra falla que nos llevaron. Recuerdo que una de ellas estaba por el centro de Valencia.

El presidente se fue con el dinero de muchas cosas. La falla tuvo su primer contratiempo. No nos pagaron y yo me quedé el traje y la corneta. Mi primer traje de fallero con su chorrera y su fajín y todo. ¡Que guapo iba!

Después, sin opción de decidir todavía, me apuntaron un año a la falla Mendizábal. Solo duró un año porque el entonces novio de mi hermana dejó sin pagar las cuotas provocando nuestra salida sin quererlo.

Me atreví a levantar la voz (ya tenía 16 años), y pedir que me apuntaran a otra falla porque en tan solo dos años me había impregnado de las vivencias falleras y quería seguir con ellas. Nos fuimos a la falla D. Orozco-Bailen donde nos acogieron con los brazos abiertos y, aún hoy, más de 30 años después, sigo conservando grandes amistades que conocí en mi andadura en esta comisión. Falla donde descubrí mi faceta de presentador, con más nervios que acierto, pero viví mis primeros pinitos con el micro.
También viví el nacimiento de los play-backs llegando a participar en el concurso de al Junta Central Fallera en la sala Bounty de El Saler.
Fue la primera falla en la que me enseñaron a respetar las señas de identidad valencianas, y también a quererlas sintiéndome identificados con ellas.

Siendo fallero de esta falla, por el año 84 me llegó el amor. Dejaba las aventuras y amoríos y conocí a la que hoy es mi mujer. Y como otros tantos que conozco, ella era de otra falla, Mariano Benlliure-A. Tormos, en el Empalme.

Todos me decían que me iría a esta falla. Pero aún después de casados, y habiendo nacido la niña, la de la foto, no me fui. Pero la niña crecía y tenía que tomar una decisión. Decisión que estaba clara: uno de los focos de la falla de El Empalme lo ponían en mi propio balcón. Para la niña sería más fácil ser fallera de aquí que de D. Orozco-Bailen. Y muy a mi pesar tomé la decisión. Tanto es así que no veía nunca el día en el que fuera al casal a darme de baja. Me tuvieron que llamar y decirme: Pepito, ¿vas a seguir en nuestra falla o no?

Comenzaba una nueva andadura fallera. Nueva personalidad de comisión. Nuevas experiencias. Porque siempre lo digo: cada falla somos un mundo y vivimos al año de forma diferente.

Seguí participando en actividades falleras, nació mi hijo, mi hija fue fallera mayor infantil, presenté y colaboré en presentaciones, etc. etc. Hasta que un cúmulo de circunstancias encabezadas, como varias veces sucede, por un presidente que no conecta y unos falleros que se encamaran como salvadores de la falla con un pensamiento único flanqueando a este presidente, provocó la salida de un buen grupo de falleros, entre ellos nosotros. Mis hijos seguían.

Mi etapa en esta comisión acabó coincidiendo con mi comienzo en la radio. Aquel primer año no fallero descubrí que a veces, en algunas comisiones, es mejor ser fallero de honor que fallero de cuota. Los que te marcaban de cerca a ver si hacías algo, recogías mesas o bajabas a poner banderas y además no eran capaces de ver que otros que apenas venían durante el año aparecían como las grandes figuras cuando entraban por la puerta y a ellos no se les reprochaba nada, eran los que, como no eras fallero, cuando movías una silla o llevabas un café te lo agradecían porque “como no eres fallero, lo que haces te lo agradecen” y encima no tienes que hacer barra y con una cantidad como fallero de honor tienes derecho a todo menos a vestirte en los pasacalles y ofrendas. Eso si, si quería participar en la ofrenda podías hacerlo pagando una pequeña cantidad (no me acuerdo cuanto).

Me volví a apuntar el año pasado cuando mi hijo fue presidente infantil.

Aunque mis inicios en la radio fueron con programas dedicados al Levante U. D., lo cierto es que pocos meses después pedí hacer un programa diario dedicado a las fallas en las que entrevistara cada día a una comisión. Primero me dieron 30 minutos y en cuanto pude subí a los 60, una hora, que actualmente se sigue manteniendo 8 años después.

Durante 3 años pertenecí, por mediación de un amigo, a la falla Sta. Cruz de Tenerife-Ángel del Alcázar. Etapa que tuve que dejar por falta de tiempo.

Esto me ha permitido vivir las fallas desde una óptica muy global y bonita. Conociendo tanto de la fiesta que nunca me hubiera imaginado que pudiera existir. Una experiencia inolvidable que vivo día a día con la inquietud de contar las verdades de las fallas aunque en algún sector muuuuyyyyy pequeñito no guste (a lo sumo 8 ó 10 personas) entiendo y espero que, a pesar de todo este sector (que no sé cuanto tiempo le quedará en el poder) que no les gusta lo que digo también me entiendan.

Mucha gente es la que conozco cada día. Y muy buena gente, que nos animan a seguir en la línea que estamos y que nos refuerzan nuestras ilusiones con sus comentarios que nos cuentan todo lo que sucede haciendo que estemos informados.

Esta experiencia la sigo viviendo todos los días gracia a vosotros que estáis al otro lado de la radio escuchándonos todos los días.

1 comentario:

  1. Cada uno las ve de forma diferente, para mi son un coñazo,abuso de fallerismo, la calle es mía , por que yo soy fallero, tu no eres valenciano etc etc etc.
    Creo que no se ofenderá por mi opinión ya que e leído sus artículos y espero que entienda que existe gente mas aya de las falla, que aunque hagamos estos comentarios seguimos siendo igual o mas VALENCIANOS que algunos que se visten y pasan por la CHEPERUDETA solo el dia de la ofrenda.Un saludo Amunt Llevant y Valençia.

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